martes, 30 de octubre de 2007

La senda de "El Castillito"


Bueno,la semana pasada estuve viendo la peli de "El orfanato" y mientras la veía tuve la extraña sensación de que ciertos pasajes me eran familiares, mas las sensaciones que los pasajes en si.Luego empecé a recordar y vinieron a mi cabeza recuerdos de la infancia que tenia olvidados.

Me explico, mis abuelos tenían una finca en el sur de Cadiz al lado del mar a la que mi abuelo llamó "El Castillito" porque antes de lo que puedo recordar tenia la apariencia de una pequeña fortaleza, en ella he pasado practicamente todos los veranos de mi infancia.Aquellos veranos eran estupendos,era como estar en Disneylandia,tenia bosque,piscina,pista de tenis,una casa enorme con muchísimas habitaciones,campo donde perderme y jugar, y los mas importante, una colección de pequeños cómplices de correrías...mis primos.

Provengo de una familia numerosa de las antes y no recuerdo haber tenido amiguetes de veraneo en aquellos años,me bastaba con estos pequeños cafres.
Los fines de semana nuestros padres aprovechaban para salir por las noche y mis tíos mas jóvenes para irse de fiesta (algo de lo que yo entonces todavía no era muy consciente jejeje), con lo cual el "pequeño castillo" quedaba enteramente a nuestra merced.Todos nosotros cenados,duchados,con el pijama y oliendo a Nenuco preparados para ir a la cama...tarea harto difícil para las 'muchachas' que se encargaban de cuidarnos.Mi querida Teresa, que en paz descanse,se encargaría de darnos unas galletas de la despensa antes de acostarnos.

Recuerdo que todos nosotros dormíamos en una gigantesca habitación con unos ventanales enormes que daban directamente al silencio de los pinos y a la piscina, la habitación solo quedaba iluminada por el enorme manto de estrellas y la luna (hoy en día las noches de verano en la Jara mirando al cielo,lejos del ruido del pueblo sigue siendo un espectáculo precioso), pero entonces el silencio y la quietud eran mas sobrecogedoras si cabe, puesto que entonces no existían las urbanizaciones y los miles de adosados llenos de veraneantes, deseosos de montar humaredas de pinchitos, beber litros de tinto de verano y montar fiestas de camisetas mojadas (pero eso es otra historia).

El caso es que bajo aquel marco nos dedicábamos a hacer diferentes juegos,el escondite,luchas de almohadas,cartas...pero siempre al final mirábamos hacia afuera a través de los ventanales hacia la oscuridad y preparábamos nuestra prueba de fuego.
Atravesando la parte trasera llena de cesped, rosas,damas de noche,jazmines y otras variedades de flores de las que nunca supe el nombre culminaba un arco de buganvillas y justo detrás de el comenzaba la senda...

La senda era cuesta abajo y comenzaba con un camino de cemento muy ancho escoltado por arriates de geranios y flanqueado por unos arboles cuyo tipo no recuerdo ahora pero que no eran ni muy altos ni muy frondosos, por lo que permitían tener mucho espacio abierto y que las estrellas iluminaran tenuemente.Pero al final,donde alcanzaba la vista se alzaba un enorme banco blanco, este era el punto de no retorno.
A partir de aquí el camino giraba bruscamente y se estrechaba peligrosamente,ni siquiera el ancho de dos personas una al lado de otra. Flanqueado por altos y poderosos pinos piñoneros la senda se alargaba hacia el infinito pues no se vislumbraba el final. La oscuridad era total, los pinos no dejaban entrar la tenue luz de la luna y todo lo que podías oír eran grillos, el rascar de las alimañas por los arboles y tu propia respiración.
Entonces tenias que armarte de valor y avanzar hasta el final.Avanzar un solo paso era un autentico esfuerzo y armado solo con tu pequeño pijama de verano y tus zapatillas debías de llegar hasta el final...la verja.

La verja era una antigua cancela de hierro forjado cuyas puntas superiores acababan en picas, cerrada con un grueso candado y flanqueada por afilados y numerosos setos de espino, esto era así porque delimitaban los limites de la finca y para que nadie pudiera colarse poseía esta estructura.A partir de aquí se bifurcaban dos caminos mas totalmente a oscuras a los que nadie, ni siquiera de día solía acceder.

Ni que decir tiene que nunca fui capaz de andar mas de unos pocos pasos mas allá del banco blanco, el terror me invadía por todo mi cuerpo y congelaba mis piernas de manera que era incapaz de dar un solo paso mas. Solo me quedaban fuerzas para darme la vuelta y correr cuesta arriba al resguardo de la casa y de la gran habitación, entonces henchía el pecho, ponía cara de valiente y contaba a mis primos como había podido distinguir la verja a unos cuantos metros.
Sospecho que mis primos se marcaban otro tanto conmigo y así peleándonos por demostrar quien había sido el mas valiente nos dormíamos poco a poco...

Echo de menos aquellos veranos,ni siquiera sabía que tuviera esos recuerdos ya en mi memoria.Ni siquiera he vuelto a pisar las tierras de "El Castillito", convertido en una urbanización, un hotel o vete a saber que.Prefiero tenerlo almacenado en mi memoria, con los ojos de un niño y probablemente sobredimensionado.

Ni siquiera veo en mis primos la complicidad que antaño compartiamos, todo ha cambiado, la vida nos ha cambiado a todos.
El terror psicológico es una forma de defensa de nuestro cerebro ante situaciones de posible peligro inesperado que no entendemos ,que no controlamos y que nos preparan para poder controlar situaciones de peligro real y así afrontar la congoja.

Los niveles de adrenalina se disparan por todo nuestro cuerpo excitándolo y poniéndolo en guardia y esto a día de hoy se induce en nuestras mentes a modo de entretenimiento,películas,deportes,libros,videojuegos...etc.
Estos subidones de adrenalina afectan de diversas maneras a las personas, por eso no a todos les gustan las pelis de terror o los deportes de riesgo por ejemplo.
En mi caso, mi terror son...las atracciones de feria ¿y el vuestro?.
Happy Halloween...

4 comentarios:

santiiiii dijo...

muy chula historia, si señor. Por lo que dices habrá que ver "El Orfanato", aunque no salga el Castillito...

Patricia Díaz Vidal dijo...

Jooo Chity. Snif snif...

Chitty dijo...

Tempus fugit...

Anónimo dijo...

Buenos tiempos aquellos...