martes, 13 de noviembre de 2007

El Caballero


El desenlace final estaba a punto de comenzar, bajo un cielo incandescente y oscuro comenzaba una lluvia de piedras ígneas sobre nuestras cabezas.
Me dispuse en primera linea portando un poderoso escudo forjado en las entrañas de la tierra con la luz del sol y la luz de las estrellas.Yo, de entre todos los hombres defendería a este mundo de esta desolación.
Con mi escudo en alto y moviendome como el viento desviaba los impactos incesantes que caían del cielo.
Pero avanzaba la tempestad y arremetía con mas virulencia y fue entonces cuando vi a los mios, y me dispuse a defenderlos, pues la violencia de los meteoritos se incrementaba y ya no podría defender a los demás.Corrí hacia ellos desesperado,desafiando con mi arma al cielo, dispuesto a no cesar en mi empeño.
Con el paso del tiempo los impactos de los meteoritos eran aun mas violentos si cabe y su tamaño y su poder destructivo se habían incrementado. Y aunque el escudo resistía los golpes, ya apenas podia defender a los mios.
En el albor de la tempestad me vi de rodillas cubriendo mi cabeza,piedras de fuego del tamaño de un hombre hacían mella en mi escudo y en mis fuerzas.Lejos de la gente,lejos de los mios, suplicando y clamando al cielo, el tiempo se detenía poco a poco y flaqueaba mi voluntad.
Y en el ocaso de la tempestad,en el silencio mas absoluto,con todos los huesos de mi antebrazo destrozados y el cuerpo ensangrentado, solo podía contemplar el débil resplandor del escudo.
Todo había acabado,el ciclo de una vida, el ciclo de una era.Con apenas fuerzas para incorporarme ocurrió que de repente el escudo cayó al suelo, comenzó a resquebrajarse y se partió en mil pedazos.
Solo pude encontrar entre sus grietas,el cabello de una mujer...

No hay comentarios: